Es una estela de la
victoria que conmemora la victoria de Naram-Sin (nieto de Sargón)
sobre el pueblo de los lullubitas, una tribu montañesa que hostigaba
a las poblaciones de la llanura. Los ejércitos reales se enfrentan
frecuentemente a estas tribus de montañeses, y finalmente el imperio
acadio acabará destruido por una de estas tribus.
Estas son unas piezas
realizadas en la ciudad de Akkad para ser distribuidas por las
principales ciudades del imperio. Esta estaba destinada a la ciudad
de Sipur.
En la estela nos
encontramos con una suspensión de las características que antes
veíamos como propias del relieve mesopotámico. Se eliminan las
bandas superpuestas a favor de un campo representativo único de
remate apuntado, lo que implica una mayor dificultad a la hora de
realizar la representación, ya que el escultor tiene que organizar
una composición unificada sin caer en el desorden y la ineficacia;
no solo consigue una buena adaptación al marco, sino una manera muy
importante de representación de victoria.
La superficie de
representación se trata con un registro único, pero a pesar de que
no haya ninguna división explicita, la composición de la pieza se
organiza muy rigurosamente mediante una disposición oblicua, que
evoca: el ascenso de los ejércitos acadios a los montes Zagros, para
luchar contra los lullubitas; y por otra la idea de la victoria
conseguida mediante la disposición de los soldados escalonadamente,
inconstante ascenso hacia lo alto.
Además en la parte más
alta se sitúa el rey, que esta pisoteando a los enemigos, ya
derrotados, que se desempeña en un movimiento inverso al ascendente
del ejército. El rey esta ajustado a tamaño jerárquico y
culminando el movimiento de sus soldados, pero se le representa con
un tamaño mayor, y con un tocado (casco con cuernos) que en
mesopotamia se suele asociar a los dioses; sin embargo estos ven
reducida su presencia en esta pieza a dos elementos cósmicos, en la
parte superior de la pieza.
Obra maestra que consigue
manifestar de manera evidente la idea del poder y dominio regio; y la
equiparación del rey a la divinidad.
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