sábado, 25 de enero de 2014

Estela de Naram-Sin (ca. 2250 a.C.)




Es una estela de la victoria que conmemora la victoria de Naram-Sin (nieto de Sargón) sobre el pueblo de los lullubitas, una tribu montañesa que hostigaba a las poblaciones de la llanura. Los ejércitos reales se enfrentan frecuentemente a estas tribus de montañeses, y finalmente el imperio acadio acabará destruido por una de estas tribus.
Estas son unas piezas realizadas en la ciudad de Akkad para ser distribuidas por las principales ciudades del imperio. Esta estaba destinada a la ciudad de Sipur.

En la estela nos encontramos con una suspensión de las características que antes veíamos como propias del relieve mesopotámico. Se eliminan las bandas superpuestas a favor de un campo representativo único de remate apuntado, lo que implica una mayor dificultad a la hora de realizar la representación, ya que el escultor tiene que organizar una composición unificada sin caer en el desorden y la ineficacia; no solo consigue una buena adaptación al marco, sino una manera muy importante de representación de victoria.
La superficie de representación se trata con un registro único, pero a pesar de que no haya ninguna división explicita, la composición de la pieza se organiza muy rigurosamente mediante una disposición oblicua, que evoca: el ascenso de los ejércitos acadios a los montes Zagros, para luchar contra los lullubitas; y por otra la idea de la victoria conseguida mediante la disposición de los soldados escalonadamente, inconstante ascenso hacia lo alto.
Además en la parte más alta se sitúa el rey, que esta pisoteando a los enemigos, ya derrotados, que se desempeña en un movimiento inverso al ascendente del ejército. El rey esta ajustado a tamaño jerárquico y culminando el movimiento de sus soldados, pero se le representa con un tamaño mayor, y con un tocado (casco con cuernos) que en mesopotamia se suele asociar a los dioses; sin embargo estos ven reducida su presencia en esta pieza a dos elementos cósmicos, en la parte superior de la pieza.
Obra maestra que consigue manifestar de manera evidente la idea del poder y dominio regio; y la equiparación del rey a la divinidad.


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